Hasta pronto Gige. ¡Genio!

Realmente es muy difícil para mí expresar con palabras lo que siento en éste momento. Son las 3:27 de la madrugada del lunes y hace tan solo unas pocas horas se fue un grande de verdad; un ser humano con un corazón gigante; un tipo extraordinario; un amigazo de la vida; una persona a la que le debo mucho de lo que soy hoy día; una persona que me bancó en las buenas pero más aún en las malas; una persona que me apoyó cuando lo hacían pocos; una persona que también me supo guiar cuando no estaba en el camino correcto; una persona que siempre tuvo la oreja dispuesta cuando las cosas no me salían; un amigo por afinidad, un amigo que más que amigo es un hermano.

El GIGE ya no está más físicamente entre nosotros, aunque permanecerá eternamente en el corazón de cada una de las personas que realmente lo queríamos de verdad.
Se nos fue una persona que no pasó en vano por esta tierra: nos dejó su legado social, su legado peronista, su legado Pirata, su legado como ser humano.

El Gige era una persona que te daba lo que no tenía. Un familiero como los hay poco.
El destino, la casualidad, o quizás algún Dios, hizo que yo sea una de las personas que compartiera sus últimas horas en esta vida terrenal. Todavía no termino de caer; pienso qué cómo puede ser posible esta realidad si hace tan solo hace algunas horas bromeábamos en lo del “Gordo Café” sobre política, viejas anécdotas, y de la vida misma.

Más temprano, en su casa, a donde estábamos junto a otros amigos, me dijo lo siguiente: “sacame una foto con los chicos y mándasela a la Juli (una de sus sobrinas) por Internet que ella se va cagar de risa (se ríe el Gige). Ponele – mirá como la pasa el tío en la actualidad-” Por supuesto que lo hice y Juli se río muchísimo al ver la foto.
Gige era una persona que la peleaba día a día para mejorar su calidad de vida. Una persona que las pasó duras pero a fuerza de voluntad, y de su gran capacidad reciliente pudo salir adelante.

Más tarde, nos fuimos a Mestizo Pub. Allí, mientras escuchamos a “La Rueda de Orfeo” se pidió algo para tomar y se dio uno de sus nuevos gustos: fumarse un habano; algo que seguramente lo heredó de otro amigo, J. C. Barranco.

Pero la gira no terminó ahí. Culminó a las 6:15 hs cuando lo dejé en la puerta de su casa y le dije: “Nos vemos puto…” (Como cariñosamente lo llamaba). Y él me dijo: “Chau. Nos vemos el viernes”.

Gige era un Bostero enfermizo que le gustaba chicanear a los amigos de River Plate; San Lorenzo, etc (siempre con cariño por supuesto). Por supuesto que la pasaba fea cuando el Boquita de Palermo no andaba bien… jaja.

Ese era el Gige. El eterno Gige. El que a pesar de haberse ido, nunca se irá. Aquel Gige que cuando me agarró una melancolía producto de una borrachera, y recordé a mi querida madre entre lágrimas, lloró junto a mí. Aquel Gige que hizo tanto para que me den la llave de mi techo propio, y con ello peleó para que mi mujer se radique en Puerto Santa Cruz porque entendía la importancia de apostar a la salud mental de los ciudadanos.
Gige era todo eso y muchísimo más… ni hablar de los asados cuando éramos un poco más gordos (en realidad él, porque yo sigo gordo jaja); o de aquellos eternos chinchones familiares a donde en la última jugada dependía del humor con el que te ibas a dormir…

La vida nos depara estás cosas. Camino al Calafate, a donde se iba a encontrar con su amigo el Intendente Belloni, un accidente de tránsito le dijo hasta que llegó tu historia en la vida mortal. “Lo único que no tiene remedio es la muerte”, dice el refrán, y lamentablemente cuanta razón tiene.

Gige, simplemente un hasta pronto. Te quiero mucho. Nunca te olvidaré. Y gracias por todo amigo!!! Que descanses en paz.

Langa+ Firulete+ Ariel Aguirre+ Cecilia Jorge+ Gonzalo Aguirre+ Sol Aguirre.